Argentina exhibe marcadas ventajas comparativas respecto a sus competidores, tanto por su extensión territorial, como por las calidades intrínsecas de sus carnes, producto de la genética y de las condiciones ambientales.
El sector de la carne vacuna se ha caracterizado por su alta complejidad a lo largo de los principales eslabones que integran la cadena: producción –cría y faena-, industria frigorífica y derivados (sector curtimbre) y comercialización.
La ganadería vacuna participa en alrededor del 20% del PBI agropecuario y en un 3% del PBI total. El arraigo de este producto en el país hace que alrededor del 82% de la producción total sea consumida localmente y el resto se exporte.
La capacidad de producción ganadera, a partir de la evolución del stock ganadero, muestra un crecimiento desde 2002, pese a que en el último año la caída del stock dejó el total en 55,1 millones de cabezas.
El avance de la agricultura, principalmente a partir de 1994, provocó un reordenamiento del rodeo nacional, quitándole hasta la actualidad 11 millones de hectáreas a la producción de carne. El Norte fue la región que recibió más número de cabezas. La Región Pampeana, aunque redujo su participación, continúa siendo la principal zona ganadera del país
En 2008 la faena de vacunos llegó a un nivel de 14,5 millones de cabezas y en comparación con 2007 se registró una contracción de 2,6%. Más allá de la leve caída, la magnitud de faena de los últimos dos años fue la más elevada del período 1991-2008.
La mayor matanza de vacunos estaría explicado por dos factores: la liquidación de hembras y la expansión del engorde a corral, concentrado fundamentalmente en animales livianos.
El proceso actual de liquidación de hembras se inició en el tercer trimestre de 2006, tras un continuo avance regulatorio sobre la cadena de valor que se inició a comienzos de 2005 y que en marzo de 2006 llegó al límite de suspender transitoriamente las exportaciones de carnes durante el segundo trimestre del referido año.
El continuo crecimiento de hacienda encerrada a corral hace que se adelante la oferta de hacienda liviana terminada y de esta forma se enmascaren los efectos de la liquidación de vientres. El desarrollo de la ganadería intensiva ‘aceleró’ el proceso de invernada con relación al engorde tradicional y aumentó (‘adelantó’) la disponibilidad de hacienda lista para ser comercializada.
A estos 2 fenómenos deben agregarse los efectos negativos sobre el stock ganadero provocados por la intensa sequía registrada en las principales zonas productoras y que todavía no fue superada. Entre los efectos inmediatos, la venta anticipada de animales aumentó la faena presente y las pérdidas de cabezas por falta de alimento. Entre los que tendrán impacto en el largo plazo, se dio un desmejoramiento de los índices de preñez y parición que darán lugar a una reducción de la cantidad de terneros y, por lo tanto, a una menor disponibilidad de hacienda para enviar a faena.
La industria frigorífica, posee una capacidad instalada de faena al año que ronda las 20 millones de cabezas, lo que da una capacidad ociosa de alrededor del 30%.
En términos de generación de empleo, y según datos disponibles, los frigoríficos ocupan de forma directa entre 45.000 y 47.000 personas.
Analizando los establecimientos industriales destinados a la actividad, Argentina dispone de pocas plantas de alta capacidad de faena (200-500 mil cab/año), siendo las plantas de faena media (1 mil a 99 mil cab/año) las de mayor presencia.
FUENTE: abeceb.com
martes, 9 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar.
Para consultas directas abudani@gmail.com