La cadena agroindustrial del trigo es un complejo vasto que vincula la producción primaria -la cosecha de trigo- con diversos eslabones que le agregan valor y transforman la materia prima en productos para el consumo interno y la exportación.
Históricamente, el trigo que se implanta en los campos de nuestro país se destina principalmente a la exportación, sin procesar. Pero otra parte se procesa en la industria molinera argentina, para su transformación en harina de trigo.
El harina así obtenida puede exportarse o seguir un proceso más intenso de industrialización hasta convertirse en productos terminados, que son llevados directos para su consumo interno y externo.
El primer eslabón de esta cadena está en el campo. Desde fines de la década de los noventa, la producción local de trigo se había estabilizado por encima de los 12 millones de toneladas, con picos cercanos a los 16 millones. Sin embargo, de la última campaña (‘08/’09) sólo se produjeron 8,4 millones de toneladas del cereal.
Políticas gubernamentales que desalentaron al sector, pero sobre todo la fuerte sequía que afectó de lleno a la producción, provocaron esta gran merma. Una consecuencia de la afectación de las políticas públicas hacia la cadena es la pérdida relativa de superficie implantada con trigo frente a otras producciones que en el último tiempo han generado mejores niveles de rentabilidad. El caso paradigmático en este sentido, es el de la soja.
Al tiempo que se redujo la producción, las exportaciones se han visto afectadas en el último tiempo. Los límites que impone el gobierno para la exportación y el control de precios para garantizar abastecimiento interno de bajo costo a la industria molinera local han reducido la proporción exportable de la cosecha. A todo esto, en el primer cuatrimestre de 2009 se ha exportado un 37% menos de trigo que en el mismo período de 2008.
Durante los últimos años, entre un 30% y un 40% de la producción de trigo se destina a la molienda. Así, la producción de harina se ha incrementado un 23% entre 2006 y 2008. El año pasado se molieron 6,4 millones de toneladas de trigo, con las cuales se produjeron 4,8 millones de toneladas de harina. En los primeros cuatro meses de 2009 la molienda se ha reducido un 5%.
Avanzando en la cadena, toda el harina producida localmente continúa su proceso de elaboración localmente o se exporta.
Las exportaciones de harinas y premezclas se han incrementado notoriamente en los últimos dos años. Pasaron de representar el 11% del total de harina, a cerca del 21% en 2007 y 2008. En esos años, el volumen de harina exportada se incrementó un 70%. Pero otra vez, la mala cosecha de la campaña reciente reduce las exportaciones de la primera parte de 2009.
El grueso de lo producido por la molienda local se consume internamente. En los últimos años, el consumo doméstico no ha bajado de 3 millones de toneladas de harina anuales. Sin embargo, el consumo per cápita de productos farináceos se ha reducido previo a 2007. De dos años a esta parte, las mencionadas políticas de control de precios garantizan un menor costo de este tipo de bienes, lo que ha incentivado el aumento de su consumo.
¿Qué ocurrirá de aquí en más?
Las estimaciones prevén que en la campaña que comienza (2009 / 2010) el área implantada se reduzca frente a la anterior. Así, se proyecta que 2,8 millones de hectáreas sean sembradas de trigo. Frente a esta pérdida de superficie, “ganada” por otros cultivos más rentables, cualquier escenario que involucre un rinde moderado del cultivo o incluso si se repitiera el record de la campaña ‘07 / ’08, contempla una menor producción de trigo.
Frente a esto, el abastecimiento interno sólo se garantizará si se reducen igualmente las exportaciones.
FUENTE: abeceb.com
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